domingo, marzo 04, 2007

and I THANK YOU...

Me encantaría ir a Gambia con mi hermano. De las cinco veces que he estado allí, sólo 2 las he compartido con él, y de pequeños. Ahora sería muy diferente. Lo más especial sería sin duda ver su reacción al tener un primer contacto con nuestra hermana, a la cual él todavía no conoce. Mamhoja tiene ya 5 meses. Evidentemente no acumula recuerdos, no tiene ningún dominio sobre su entorno y no habla, no camina, y no se comunica más que a través del llanto o la risa. Pero algún día le contaremos que la quisimos desde el primer día y que nos movilizamos todo lo que pudimos por pasar tiempo con ella desde que era un bebé. Por cierto, mi padre dice que está preciosa y que es encantadora.



Además de a mi hermana tengo ganas de ver a mis primos. En diciembre me fui con mal sabor de boca a causa de la triste despedida que tuve con ellos. No pudieron venir a despedirme al aeropuerto por cuestiones de logística y cuando fui a decirles adiós no daban crédito y lo único que pude entender era que estaban cabreados y decepcionados. Lloraban.



Seju tiene 5 años. No sabe leer, ni escribir y nunca ha ido al colegio. Está, total y completamente, en estado salvaje. A pesar de tener unos padres y una familia en general que intenta mantenerlo a ralla (mediante unos métodos educativos pobres y dudosos), es un niño de la calle: no sabe nada, ni le importa lo más mínimo la higiene, los modales, la televisión, los videojuegos, los deportes, ni nada que no sea correr por ahí descalzo con sus amigos o chulearse por el barrio con su minibicicleta. Sin embargo, es un niño super espabilado, listo, inteligente, amable, cariñoso, tierno, gracioso y muy creativo.



Daba tiene 7 años. Daba hace sólo dos años que va a la escuela. Ahora empieza a aprender a leer y a escribir. Me inclino a pensar que es un talento desaprovechado. La total deficiencia de su nivel educativo es una injusticia que me golpea en la conciencia cada vez que pienso en ella y la recuerdo garabateando con plastidecors números y letras en una libreta sucia y hecha polvo. Es listísima y muy dedicada. Le encanta la novedad. Es vital, obtusa, y sensible. Creo que en el fondo sufre y que no se da cuenta de ello dada su edad. ¿Por qué me atrevo a decir algo así? Porque en creo que es buena pero que de forma inconsciente ya ha aprendido que tiene que sobrevivir: sin importarle el medio, ella siempre quiere conseguir un fin. A Daba hay que entenderla y quererla mucho.




Y no sólo tengo ganas de ver a los niños. Por supuesto que me muero de ganas de ver a mi padre, de hecharme unas risas con él y todo eso. Por si no lo había dicho ya antes, me gustaría aclarar que mi padre es todo un personaje. De verdad. Lo es.
Y aunque me molesten muchas cosas de él, siempre acabo por hecharlas de menos cuando paso un determinado tiempo sin verle. Por ejemplo: su vagancia, su hermetismo, y sus divagaciones irracionales (propiciadas generalmente por unos cuantos vasos de vino y unos cuantos porros de marihuana). De todas formas, es cuando nos bebemos unas birras y nos sentamos en el porche a oscuras y hablamos y escuchamos música y simplemente estamos ahí, haciéndonos compañía cuando más cerca le siento, y lo que más hecho de menos en estos momentos.



Mi tío se llama Ola. Es el hermano pequeño de mi padre y el padre de mis primos Seju y Daba. Es alto, y gordo. Fuma como un cosaco y es adicto a la música, a la ataya (el té africano por antonomasia), y a las películas de acción nigerianas. Se le ve sólo con mirarle a los ojos que es buena persona. "Nos" quiere y "nosotros" le queremos por eso. Y además, mola mucho abrazarle.



Y los demás, Zeinabou, Binta, Abdu, Adama, Annie Cole, Fatou-Bin, Alhagie, Pajon, Nicoul, Buba, Ayo, Boy, Abybatou, Bob, Saihou, Francis... los que vienen y van, los que van y vienen, a los que saludo por la calle, los vecinos de enfrente, los niños de mi calle, los que la tienda de fotos, la que nos vende la leche, los chavales de los bares, los profes de la escuela, los bomberos, los que trabajan en los hoteles, los taxistas enrollados, los... los que hacen que ir ahí sea siempre un placer...,
gracias por ser como sois. O mejor aún, gracias simplemente por ESTAR.


Esta es mi casa. Y si todo me sale bien, la volveré a pisar el 5 abril, por la noche, y con una sonrisa de oreja oreja.

Hasta entonces..., y como suelen decir en Gambia...,
BE SAFE.

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