martes, marzo 06, 2007

Zinkeando

Quién me hubiera dicho hace unos años que el mero hecho de llamar desde una cabina telefónica se convertiría en una experiencia religiosa antes de cumplir los 30.
Ültimamente tengo estos lapsus en los que recupero por unos instantes la mentalidad que tenía hace un tiempo, y flipo. Flipo en colores. Además, me pillan por sorpresa.
Hace un par de días, estaba en la uni y me acordaba de cuando trabajaba en el colegio y estudiaba Filosofía. Ahora protagonizo otra peli, pero la trama, lo que mueve e impulsa a mi personaje no ha cambiado: la imposibilidad de ser. Y esto se resume en un sólo pensamiento: soy inmutable. El mundo cambia pero yo sigo siendo la misma. Y no sé si eso es bueno o malo.

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