domingo, octubre 24, 2004

Siglo XXI

Casi todos mis trastos son de la old-school. Me refiero a las máquinas que hay en mi vida y que se supone que me la tienen que hacer más fácil y agradable. Radiocaset, ordenador, video, moto, televisión, mandos... Mantengo una relación excelente con todos y cada uno de ellos, pues con el tiempo hemos aprendido que la paciencia y la consideración es un elemento clave para nuestra común subsistencia. Por ejemplo, cuando mi radiocaset me comunicó de manera supergraciosa (haciendo girar enloquecido el cd pirata que me acababa de comprar, y que por cierto, me moría de ganas de escuchar), que no podía leer cds que no fueran originales, yo opté por aligerar su trabajo y escuchar en él sólo la radio. Mi televisión, un magnífico armatoste de 20 años de antigüedad, marca "Megas", cambia del color al blanco y negro con una facilidad pasmosa. Tal habilidad la perfeccionó cuando se dió cuenta de lo mal que me sentía al ver tanta telebasura. Erin Brockovich PARECE un clásico si le quitas el color! Y mi ordenador... Uf, mi ordenador personal... Es el mejor de todos con diferencia. El otro día, sin ir más lejos, lo encendí y me fui a preparar la cena. Pues ¿sabéis que? Me dió tiempo a freirme una hamburguesa y comérmela mientras se iniciaba. ¿Es o no es una muestra de consideración por su parte? Me hizo tanta gracia, que casi cojo y lo tiro por la ventana... Pero no penséis mal, nooooo. Sólo pretendía que le diera un poco el AIRE...

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