martes, marzo 15, 2005

Los problemas de Brad y Jennifer..., nada que ver con los míos. Pero como diría la Niña Pastori: 'QUÉ PENA'.

Estoy pasando por una de esas épocas en las que no escribo demasiado. No se me ocurre nada realmente interesante que contar, nada digno de ser relatado. En un principio concibí este blog como algo ligero, algo fácil de leer, algo que no me delatara demasiado. Han pasado unos cuantos meses desde el nacimiento del blog, y si hago un repaso de los posts que he escrito, me doy cuenta de que no siempre ha sido todo lo ligero que en un principio esperaba.
Ahora me doy cuenta de lo ingenua que fuí y de lo engañada que he estado todo este tiempo. No puedo pretender ser alguien que no soy, o al menos no durante mucho tiempo. Me refiero a que en realidad yo no soy una persona ligera. Soy muy complicada, soy muy contradictoria. A veces hasta considero que soy un poco 'bipolar', un poco 'Gollum'. Soy capaz de vogar por la superficialidad más extrema y a los 5 minutos sumergirme por cuestiones fundamentales como la del maldito sentido de la vida.
En general, me gusta salpimentar de humor las cosas, las buenas y las malas, pero hay ocasiones en las que, francamente, me resulta del todo imposible.

Si tuviera que hacer un balance de este último mes y medio de mi vida diría, así sin más, que ha sido una mierda.
La verdad es que no recuerdo la última vez que me sentí tan perdida, tan débil y tan insegura. He intentado por todos los medios sobreponerme e intentar día a día volver a mi estado normal de ánimo, recuperar mi fuerza y mi alegría. Pero es que soy incapaz. O para darle la nota optimista a tal sentencia: hasta el día de hoy no he sido capaz. Tengo días mejores y días peores, pero no pasa un sólo día en el que no me someta a un sobreesfuerzo personal. El resultado es que estoy cansada. Me siento exhausta de tanto esforzarme, y sobre todo me siento exhausta hasta la deseperación de ver que las cosas no mejoran demasiado.
Cuando le cuento a alguien lo mal que me siento casi siempre su respuesta me viene en forma de "tarea": 'tienes que hacer esto, o dejar de hacer lo otro, o empezar a pensar así, o dejar de pensar como piensas, o tienes que cambiar esto, o no se te ocurra cambiar lo otro'. Tanta tarea me marea, gente. Tanta tarea me mantiene en un estado de inseguridad y de contemplación perpetuo. Mis actividades y hábitos han pasado de ser meras actividades y meros hábitos, a ser tablas de salvación o de perdición. Consecuencia: tengo los nervios a flor de piel y mi cerebro es un caos total. La única manera de ordenarlo es manteniéndolo sedado o dormido. Nunca me había costado tanto ser coherente y realista y sobre todo, nunca me había costado tanto tomar decisiones.
De hecho, me sorprende horrores que la gente se decida rápidamente a darle giros a su vida, sin pensárselo demasiado. La gente se va de viaje, o cambia de trabajo, o cambia de trabajo y se va de viaje a la vez. La gente se muda, se casa, tiene hijos. Y peor aún, la gente se compra ropa, se tiñe el pelo, se compra un perro, elige los días de vacaciones con meses de antelación, elige el destino de las vacaciones con meses de antelación! Yo, ahora mismo, soy incapaz de hacer algo así. Ni siquiera sé qué voy a hacer la semana que viene, que es Semana Santa. Ni siquiera sé que voy a hacer este fin de semana. Ni siquiera sé que haré mañana cuando salga de trabajar. Mis pequeñas 'decisiones' las tengo que tomar 'en el acto'; como mucho cinco minutos antes de 'ponerme en marcha'. Mis 'grandes decisiones' están todavía ahí, en estado de suspensión, a la espera de que mis dicotomías no sean tan graves y profundas, o al menos, de que no me lo parezcan a mí. A veces pìenso que soy una cobarde.Otras veces veces pienso que no es que sea una cobarde y que es la vida misma la que ralentiza mi tiempo y que soy yo la que no le sigo el compás. Ni siquiera soy capaz de decidir esto.
Es penoso, lo sé.
Mi padre se va mañana a Alemania a comprar una furgoneta que va a enviar a Gambia.
El 7 de Abril se traslada allí con el pensamiento de incorporarse al servicio de taxis de la capital, Banjul.
Hacía 3 semanas que no hablaba con mi padre. Tres semanas que le han servido a él para tomar ESTA GRAN DECISIÓN, y 3 semanas que me han servido a mí para NADA. Y como este, podría poner unos cuantos ejemplos más.

También es penoso saber que estoy ovulando otra vez, y que puede que dentro de unos días me haya 'semi-recuperado' y que puede que dentro de 4 semanas no sean estos, sinó otros pensamientos tortuosos los que me absorban la energía.

Este no es un post ligero, porque hoy no ha sido un día ligero, ni esta semana ha sido una semana ligera, ni este mes pasado ha sido un mes ligero y, sinceramente, dudo de que lo sea el mes que viene. De todas formas, no os sorprendáis si mi siguiente post versa sobre la incipiente reconciliación de Brad Pitt y Jennifer Aniston. Porque soy tan rara que si realmente se diese el caso, probablemente me haría la misma ilusión que si decidiera, por fin, cuál es el siguiente paso que debo dar en mi vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

:) Tu no eres rara, eres un sol..