jueves, septiembre 15, 2005

¿Magia blanca? ¿O negra?

¿Os he dicho alguna vez que tengo 'Vitiligo'?

Cuando tenía siete años empezé a notar que partes de mi cuerpo se 'aclaraban' como por arte de magia. Podría nombrar aquí otra vez a mi buen amigo Michael Jackson pero voy a apelar a mi recién adquirido respeto hacia las decisiones de los demás y por una vez le voy a dejar en paz.

El Vitiligo es una enfermedad de la piel, la cual, por motivos aún desconocidos, impide la generación de melanina, y por tanto, del pigmento natural de la piel, que adquiere una tonalidad extrablanca. Los dermatólogos no saben a ciencia cierta las causas de este cese temporal de trabajo de las células epidérmicas. Muchos opinan que el estrés emocional sumado a una pobre herencia genética y a la conmunmente denominada 'putada del destino', son las causas principales de esta "enfermedad". No duele, ni pica, ni supone un riesgo para la salud. Simplemente es una deficiencia 'estética'. Algunos, quienes lo tienen muy desarrollado, sufren más las consecuencias. Otros, como en mi caso, lo tenemos más o menos controlado y hemos aprendido a vivir con ello. De todas formas, no deja de ser una tara y una lucha. Yo, personalmente, lo he probado todo. He pasado por manos de numerosos y prestigiosos especialistas y aunque a épocas he estado mejor sin que se me notara casi, no he conseguido librarme por completo de las 'manchas blancas'.

Siendo el único miembro de mi familia (la familia que tengo cerca y conozco) que padece de vitiligo, siempre ha sido un misterio para mí el origen de mi enfermedad.
Mi sorpresa fue llegar a Gambia y que propios y extraños me señalaran con el dedo y exclamaran: 'CULI'.
-¿CULI?... ejem....
-Culi, YES, CULI!! You have to drink the roots!! (Tienes que tomarte las raíces!)

Y entonces un buen día fuí a visitar al tío de mi padre, el hermano pequeño de mi abuelo y miembro más antiguo de mi familia africana. Mr. NGum, 95 años, 4 arrugas contadas, alto y en plena forma, me recibió con caramelos y a los 5 minutos se largó paseando hasta la mezquita principal de Banjul, porque era viernes y era el día del señor. Antes, pero, me tocó las manos, y me prometió cruzar el río para coger las raíces que me quitarían el Culi: un remedio ancestral de la familia, secreto y super efectivo, que había mantenido a ralla el vitiligo de generaciones y generaciones de NGum.

A la semana siguiente me personé en su casa otra vez, un poco incrédula, debo admitir, pero dispuesta a probarlo. Porque por qué descartar una posibilidad de curarme, aunque sea remota, y encima de forma natural: sin vitaminas prefabricadas, ni cortisona, ni pomadas que me costaban 45 euros el tubito.

Me dió unos diez ramilletes de raíces tipo regaliz, atados en fajitos de tres con tela de colores, envueltos en papel de periódico. Me explicó que tenía que mezclar los tres fajos con un litro y medio de agua y bebérmelo al día, cada día, excepto el viernes. Los viernes son el día de descanso, el día que Alah descansa, y por lo tanto, el día que yo no puedo beber para sanarme. Luego hicimos todos un círculo, mi padre, mi amiga, mi tía y yo, extendimos las manos en el centro y él rezó en voz alta (y en árabe) para todos nosotros. Y nos fuimos.

-Mr. NGUM, en tres semanas se me han ido el 50% de las manchas que tenía en la cara.

Y no sé que hacer... Si volver a Banjul y ponerle un monumento, o llevarle unas cuantas raíces a mi dermatólogo, el que me cobra 50 euros los 10 minutos de visita, para que la analice y la dé a conocer al mundo entero.

Mr. NGum

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