martes, enero 10, 2006

Confesion

Supongo que tendré que decir la verdad.

Antes de ayer me levanté, fui a desayunar con unas amigas y luego quise subir a casa para coger el casco y marcharme por ahí con otros colegas. Entré en el ascensor y enseguida noté que algo andaba mal. Era Domingo. El día previo a mi primera clase de prácticas. En el 1r. piso el ascensor hizo un amago de caerse, en el 2º un amago de caerse más un ruido como de cables que se rompían... pero seguía subiendo, lenta y aparatosamente, aunque el resto del mundo se hubiera paralizado para mí. Me pegué a la pared del ascensor a lo spiderman, me miré en el espejo y empezé a murmurar presa de un ataque de pánico: esto no me puede estar pasando a mí. Cuando alcanzé el 3r. piso el ascensor descendió como medio metro arrojandome de la pared al espejo... Me miré, me puse reír (ya sabéis, rollo risa histérica) y PENSÉ: SI ME MATO O ME PASA ALGO, SERÁ GENIAL PORQUE ASÍ NO TENDRÉ QUE DAR LA CLASE MAÑANA. Pero la suerte no me sonrió y el ascensor subió un poco más, quedándose entre el 3º y el 4º. Hizo otra sacudida, ascendió un metro más y se abrieron las puertas. Tuve que saltar un poco para alcanzar el piso pero finalmente pude salir del ascensor sin mayores contratiempos.

La sensación que me embargó entonces fue agridulce. Por un lado me sentí tremendamente aliviada. Estaba asustada y aliviada a la vez. Y también estaba sorprendida de mi reacción. ¿Tanto temía que llegara el día de mañana como para querer que me pasara una tragedia y así evitar mis responsabilidades?
No quise darle demasiadas vueltas al asunto, así que entré mi piso, cogí mi casco, y me marché "por patas" rauda y veloz escaleras abajo.

Eso es lo hago normalmente cuando algo me da miedo. En las situaciones que me producen pavor actúo como si la cosa no fuera conmigo. No las afronto. O las dejo para "más tarde" o simplemente llegado el momento doy media vuelta y me largo por el camino más seguro.

Y esto es lo que me sucedió ayer, de camino al instituto, durante los 20 minutos previos a mi debut:

Salí del trabajo con un nudo en el estómago. Al despedirme de mi compañero tuve el impulso de abrazarle y decirle cosas tipo "Me ha encantado trabajar contigo. Si todo va bién nos vemos mañana, pero lo más seguro es que hoy me vea obligada a coger el último avión a Gambia. Cuídate... y borra las cookies de mi ordenador (ya sabéis, por si las moscas). Pero no lo hize. Ni siquiera se había dado cuenta del estado en el que me encontraba, así que ni siquiera me deseó buena suerte. En fin..., que cogí la moto y empezé a tirar millas. ¿Sabéis la sensación esa que te embarga cuando te enfrentas a un destino terrible y llevas días imaginando el momento y deseando que nunca llegue y de pronto eres consciente de que ese momento es inminente y encima tu te diriges a él? Tenía la sensación de "me estoy metiendo en la boca del lobo".

Ya sé que mi reacción a todo esto es TREMENDAMENTE EXAGERADA. Soy superconsciente de que NO TENÍA POR QUE SENTIRME ASÍ, porque a ver, que es lo peor que podría pasarme... ABSOLUTAMENTE NADA. Pero sin embargo, así es como me sentía. Hay ocasiones en la vida en la que uno simplemente NO PUEDE CONTROLAR SUS EMOCIONES. Ayer tuve MI OCASIÓN. A medio camino me di cuenta de que no había pensamiento en el mundo que pudiera tranquilizarme y exploté. Me puse a llorar, en medio de la Diagonal, encima de la moto, bajo la lluvia (no, el tiempo no acompañaba. ¿Debería maldecir a Zeus por ello?).
Y llora que te llora llegué a la puerta del instituto, y entre mocos y sorbetones llamé a mi madre y le expliqué lo nerviosa que estaba y le supliqué que me entendiera si no entraba (su opinión cuenta más para mí que la mía propia..., no preguntéis), y me dijo que me fuera a casa y me hiciera una tila (te quiero, mama).

Y eso hice.
O sea...,
que NO LO HICE.

Hay que ver LO COBARDE que soy. No hace falta que lo digáis. Vale, lo acepto; COBARDE, COBARDE, COBARDEEEEEE.
Me lo merezco.

Pero no sabéis lo tranquila que me siento ahora mismo. Esto no se puede explicar con palabras, se tiene que sentir.

¿Frustrada? Sí, un poco. Y también cabreada conmigo misma. No me gusta dejar las cosas a medias. Pero que bién me siento, Diós.

1 comentario:

Dvd dijo...

Feliç any... wally esta vivo