Mi jaula

Hoy ha sido una mierda de día. Me ha costado levantarme de la cama. Mi primer pensamiento ha sido: "Ya? Ya se ha acabado la noche? No quiero ir a trabajar..." Pero he ido. Y no ha molado nada.
Cada semana tengo un día o dos de estos, en este trabajo. Días espantosamente largos y desesperadamente aburridos. Días en los que cada 5 minutos me digo a mí misma: "Qué coño haces aquí, tia... tanta carrera para esto".

Hoy me he puesto una foto de la Queen de fondo de pantalla. Tenía una impersonal foto de un campo de girasoles que viene con el Windows, que francamente, he llegado a aborrecer. La foto de la Queen me recuerda que el verano está a la vuelta de la esquina y que los días soleados en los que lo único que me pondré será un biquini, lo único que beberé será aguita fresca y mi única actividad será pasar el rato con mis colegas y hacer fotos, llegarán muy pronto.
Se me está quedando la piel cetrina de tanta luz fluorescente, y puede que mi sueño de la infancia de llevar gafas se haga pronto realidad por culpa de pasar tantas horas delante de un ordenador.

Casi no leo, casi no escribo, casi no hago fotos, casi no hago deporte. Así de absorbida estoy por este trabajo. Me siento como un pobre pájaro enjaulado. Desde luego, no he nacido para trabajar en una oficina. Es demasiado aburrido. La gente es demasiado seria, se toman su trabajo 'demasiado en serio'. Seguramente sea una máscara con la que se visten cada mañana. Creo que se ponen la corbata y al mismo tiempo la cara de 'me interesa enormemente lo que hago', cuando en realidad lo que desean es lo mismo que yo: sentarse debajo de un cocotero, en pelotas, y beberse un caipirinha.

Este trabajo no me sirve para saber qué es lo que quiero hacer en un futuro. Sólo me sirve para saber qué es lo que NO quiero.
No quiero esto.

Mañana es viernes. Otra vez.
Los fines de semana son como una pequeña ilusión pasajera. Tan pronto llegan, tan pronto se van.
El tiempo pasa y todo sigue igual.
O puede que no...
Algo está pasando...,
aunque todavía no estoy preparada para decirlo en voz alta.