martes, noviembre 23, 2004

Del amor de Éowyn por Aragorn

DÍA SÍ, DÍA NO

He optado por dejar de mirar tus fotos,
al anochecer...
Día sí, día no, cumplo con mi promesa
de no quedarme inmóvil
escrutando tu rostro estático.
Pues de qué me sirve
observarte,
imaginarte,
quererte,
si tenerte es un imposible,
un estúpido sueño errático.
Lo intento, vaya que si lo intento,
pero tus facciones, tus gestos, tu mirada,
son un refugio demasiado tranquilo
para ésta, mi locura,
en estos días extraños.
En el caso de que llegaras algún día a
verme por dentro, me pregunto qué pensarías
de ésto que siento,
de ésto que intuyo,
de lo mucho que te temo.
Todas las canciones me hablan de tí,
de tus días, de tus brillantes despertares,
de lo ardiente de tu voluntad y de tu búsqueda,
de la maestría que muestras en todas las artes
y de tu deseo de permanecer intacto.
Sé que existes, pero no estás.
¡No estás!
Soy tan consciente de tí y de eso,
que tengo miedo a quedarme atrapada
en el ocioso torbellino de mi enervamiento.
Pero qué tontería...
No veremos ese paisaje
juntos por primera vez ,
ni nos haremos esa foto
en la que sonrientes y cansados
me tomas por el cuello con tu mano.
No quiero volver a revivir
lo que ya nunca sucederá:
esa conversación que no tuvimos,
ese beso que nunca me diste,
ese viaje que jamás realizamos.


Miro tus fotos día sí, día no,
y me digo a mí misma que
ya no habrá una próxima vez.
Pero irremediablemente vuelvo a tí,
al soñar una felicidad de la que
orgulloso, querrías ser partícipe.
Y es que ahora lo tengo todo,
y a la vez no tengo nada. Porque
me faltas tú,
me falta saber,
me falta comprobar,
si querrías ser mío,
si merezco lo que más anhelo,
si a quién más deseo en este mundo
me desearía a mí también,
con la misma intensidad.
Y es que sé que estás ahí, pero no existes en realidad.
¡No existes!
No eres más que la viva imagen
de una promesa, de una esperanza,
tan puro,
tan bello,
tan profundo,
tan carismático.
Pero no encuentro un remedio para curarme
de tu enfermedad, para librarme de tí.
Me pueden
tus labios,
tus ojos,
tus manos...
Cómo no voy a mirar tus fotos,
maldita sea,
si las ganas que tengo de tí
me vencen, día sí, día no,
y al anochecer...


Este poema tan cursi pero tan 'potitoooo' lo escribí hace un año, concretamente el 21/11/2003, justo después de acabar la lectura del Retorno del Rey. Cómo es posible, os estaréis preguntando, que me inspirara en tal libro para escribir un poema de amor, si fundamentalmente se trata de una novela de aventuras. Pues para los que sólo hayáis visto la película, os diré que aparte de la atracción homosexual entre Frodo y Sam (que noooo, es broma), existen otras varias no especificadas en el filme. O al menos, no tanto como en el libro. Mi amiga Anna y yo hablamos largo y tendido sobre ello. Evidentemente nuestras conversaciones derivaron hacia otros temas. Entre ellos, la mitomanía, el romanticismo y lo que hemos y no hemos vivido. Todo se resume en el siguiente párrafo:

"Pocos dolores entre los infortunios de este mundo amargan y avergüenzan tanto a un hombre como ver el amor de una dama tan hermosa y valiente y no poder corresponderle. La tristeza y la piedad no se han separado de mi desde que la dejé...; pero de mí sólo ama una sombra y una idea: una esperanza de gloria y de grandes hazañas, y de tierras muy distantes de las llanuras de Rohan".
Aragorn sobre Éowyn,
"El Señor de los Anillos" (III parte)

Puede que penséis que somos unas pringadas. Pero os equivocáis. Somos unas pringadas-enamoradas-del amor :-)